Fue entonces cuando este paje se dio cuenta de que una buena idea para burlarse de los niños sería regalarles carbón, ya que en aquellos tiempos todas las casas tenían chimenea. Y como en época de Reyes hace frío, siempre quedaba un poco de carbón en ellas, así que regalar un pedazo de carbón era como regalar algo sin valor, como un pequeño castigo.
Desde entonces, el paje que vigila a los niños traviesos se llama Carbonilla. Eso sí, hoy en día el carbón es de azúcar porque, en el fondo, a los Reyes no les gusta castigar a los niños...
¿Han estudiado mucho o les traerán carbón los Reyes este año?
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